Justo hoy tuve clases de qué es el amor, en filosofía de la Educación. Es extraño que en la Universidad te hablen de amar, pero educar es amar, sencillamente.
¿Qué es el amor?
Partamos con un extracto del libro " El Principito"
"Entonces apareció el zorro:
-¡Buenos días! -dijo el zorro.
-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vió nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz.
-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... "
-¿Crear vínculos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado..."
El que ama busca, el que ama se preocupa, va hacia el otro.
Es la primera inclinación del apetito hacia el bien que los sentidos han captado , si no hay conocimiento no hay amor (APETTITO), EL AMOR ES ESA PRIMERA atracción. En este sentido, decimos que el amor es una pasión. El amor, en síntesis es tendencia hacia algo bueno, pero el hombre no vive solo de los sentidos. También eztá la voluntad, que es el apetito (amor) racional.
Hay dos tipos de amores, el amor no es solo el sentimiento (los animales aman por el sentimiento, por atracción), el hombre también ama así pero no solo así.
Los griegos distinguían entre Eros y Ágape. El eros es el amor sensible que no nace de la razón, sino que se funda en los sentidos y por lo tanto el hombre es arrastrado por el bien y es inevitable. El ágape en cambio, es el amor verdaderamente humano que llega a ser descubrimiento del otro superando el egoísmo que predomina en lo sensible, donde predomina el bien propio. En el ágape uno descubre al otro y va en busca de él y es capaz de superar ese egoísmo propio, está fundado en la razón y en la voluntad. Esta distinción no puede perderse de vista, no se puede reducir el amor a una simple pasión. El amor sensible ama aquello que es útil o placentero para sí, porque los sentidos no son capaces de conocer las cosas en sí mismo, no pasan de lo superficial. Y necesariamente se detiene en lo corpóreo, incapaz de ver a la persona encarnada en ese cuerpo.
El amor humano es capaz de ver la bondad en el otro, por eso ya no soy capaz de ser arrastrado, pero voy a el o ella libremente. Es un efecto activo, es voluntad amorosa, es algo libre.
El amor humano es elección, yo elijo: A quien amo, a quien le entrego.
Al hombre le gustan casi todas las mujeres que pasan a su lado. Esto permite destacar más el carácter de profunda elección que tiene el amor, pero no hay que confundir el gusto por el amor, no solo somos atraídos sino que elegimos libremente. Cuando uno elije pone la atención de lo que la otra persona tiene individualmente. El querer radica en la voluntad humana.
El amor verdadero poco tiene que ver con el me gusta, me apetece, me atrae, me interesa, me apasiona. Siempre partimos por el amor sensible, por lo corporal, pero no se queda ahí, sino en el otro amor. Tanto es así que el hombre quiere cosas que no le apetecen y que no les gustan y que no deleitan, pero las quiere porque ve que existe ahí un bien.
Al revés, hay cosas que nos gustan, que nos apetecen y que no debemos quererlas o simplemente no las queremos.
El amor verdaderamente humano es voluntad. El hombre por su razón puede poner entre paréntesis sus sentidos.
¿Qué es lo que debo querer? , lo bueno, el bien real, que verdaderamente haga crecer, que haga que la persona sea más persona. ¿Lo que hago es realmente porque quiero un bien para la otra persona o por el egoísmo y bien propio?
Uno puede querer el bien de alguien o querer a alguien para el bien de uno. Esta distinción funda dos tipos de amores propiamente humanos: el amor de cosa,y el amor de persona. El amor de cosa, llamado también concupiscencia, es aquel amor por el cual la persona ama para sí aquello que ama, no podemos evitar buscar nuestra propia felicidad, pero ¿cuando este amor se vuelve perjudicial?, cuando todo lo que amamos, incluido a las personas las queremos para nuestro propio bien.
Fuente: clases Filosofia de la Educación.
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